El Trastorno Reactivo del Apego (TRA) puede hacer que el día a día sea todo un reto para quien lo padece. Afecta su vida familiar, escolar y social, porque los niños con TRA tienen dificultades para manejar sus emociones, crear lazos seguros y socializar de manera saludable.

A continuación os contamos como se desarrolla en los diferentes contextos según Ruiz, García, Carmona y Sánchez. Revisión bibliográfica sobre diagnóstico y atención al trastorno reactivo del apego (2020)
En la Familia
- Mantienen un vínculo emocional complicado:
Los niños con TRA suelen tener una conexión emocional limitada con sus cuidadores. A veces evitan el consuelo o reaccionan de forma contradictoria al afecto. Esto puede frustrar mucho a los cuidadores, quienes, al no ver la respuesta emocional que esperan, pueden sentirse desmotivados o culpables.
Por si fuera poco, los comportamientos desafiantes como la agresividad, el retraimiento o la evitación pueden complicar aún más las relaciones familiares y debilitar los lazos emocionales.
- Impacto en los cuidadores:
Atender a un niño con TRA no es tarea fácil. La constante necesidad de atención emocional, sin mucha reciprocidad, puede llegar a desgastar emocionalmente a los cuidadores. Esto, con el tiempo, puede derivar en altos niveles de estrés, ansiedad e incluso agotamiento emocional.
En la Escuela
- Dificultades para socializar:
Los niños con TRA a menudo tienen problemas para llevarse bien con sus compañeros o profesores. Algunas de sus conductas, como ser demasiado confiados con desconocidos o desconfiar demasiado de todos, complican la formación de relaciones saludables.
Esto puede hacer que los profesores malinterpreten su comportamiento como mala disciplina, lo que a veces lleva a que sean etiquetados de forma incorrecta dentro del ambiente escolar.
- Impacto en el aprendizaje:
Manejar emociones como la frustración o el miedo puede ser todo un desafío para ellos. Esto les dificulta concentrarse o participar en actividades escolares, afectando su rendimiento y autoestima.
- Aislamiento social:
Como les cuesta interactuar de manera adecuada, los niños con TRA pueden terminar siendo rechazados por sus compañeros. Este aislamiento no solo refuerza sus patrones de desconfianza, sino que también perpetúa los comportamientos problemáticos.
En lo Social
- Comportamientos extremos:
Cuando se trata de socializar, estos niños suelen irse a los extremos: o evitan por completo las relaciones (subtipo inhibido) o son demasiado confiados con todos (subtipo desinhibido). Estas actitudes dificultan que se integren bien en grupos o que formen conexiones significativas.
Además, estas conductas a menudo son malinterpretadas por otros adultos, lo que hace aún más complicado que reciban el apoyo que necesitan.
Dificultades para desarrollar habilidades sociales:
Las experiencias de negligencia o abuso en etapas tempranas hacen que les cueste aprender habilidades sociales básicas como la empatía, la cooperación o resolver conflictos.
Estas dificultades pueden persistir durante la adolescencia e incluso en la adultez, afectando la calidad de sus relaciones y limitando sus posibilidades de integrarse socialmente.
¿Por qué es importante intervenir?
Si no se trata a tiempo, las complicaciones del TRA pueden empeorar con los años, reforzando patrones de aislamiento, desconfianza y dificultades para adaptarse. Por eso, es crucial intervenir lo antes posible, dando al niño las herramientas necesarias para manejar sus emociones y relaciones, reduciendo el impacto en su vida diaria en casa, la escuela y su entorno social.
Referencias
Información recogida de la "Revisión bibliográfica sobre diagnóstico y atención al trastorno reactivo del apego". M Palma Ruiz, E García Carpintero, M Carmona, L Sánchez Gómez. Ministerio de Sanidad. Agencia de Evaluación de Tecnologías
Sanitarias del Instituto de Salud Carlos III. 2022
https://portal.guiasalud.es/wp-content/uploads/2023/03/ot_4_trastorno-reactivo-apego-isciii_doi.pdf
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